InstanteInstanteInstante

miércoles, enero 14, 2009

Paranoids are lonely people,
or
no sé tu historia
no existes entonces.
The real guy I have invented turning a corner
nunca me dijo nada
sobre la memoria
y
el deseo frío que estudio
en la palmas de mis manos.

If you keep thinking
todo se hace cada vez más real
y ya no hay más dark matter arround
de la cual respirar un poco,
un poco de la inocencia
de dejar todo sin terminar.

domingo, diciembre 07, 2008

Yo vivía en un quinto piso y la ventana daba al ocaso. La foto temática de este blog fue tomada desde esa ventana. Construirán pronto un edificio de siete pisos. No más ocasos desde esa ventana.

viernes, noviembre 07, 2008

Ayer recordé el tanquecito gris.

Cuando tenía ocho años hice mi segunda gran mudanza (llevo 6 grandes mudanzas) de Miami a Lima dejé todos mis juguetes. Llegué hecho un 'sin-juguetes'. Al principio obligaba a mi primo pequeño a que me regale algunos de los suyos: "Regálame la ambulancia o dejo de ser tu primo". Él lloraba un poco y me daba la ambulancia de plástico. Uno de los primeros juguetes 'serios' que me compraron por esa época fue un tanque miniatura Hot Wheels. Lo adoraba. Era perfecto. A veces estos carritos de juguestes salen mucho mejor hechos de lo normal y este era el caso. Era gris con pequeños visos rojos, la torre y el cañon móviles, buen peso, suave recorrido. En una de esas 'limpiezas generales' que se hacían más o menos cada medio año, el tanquecito se perdió. Lo busqué como un loco, tenía que estar en la casa no lo había sacado nunca. Pero jamás apareció.

Por algún motivo especial negué su pérdida. Me decía a mi mismo que tarde o temprano aparecería. Durante años en esa casa, donde viví en total veinte años, muchas veces, mientras limpiaba o hacía algún movimiento de muebles, me asaltaba la idea "seguro aquí está el tanquecito gris", pero al arrimar el aparador o el closet solo había polvo.

Estoy a miles de kilometros de aquel departamento, ahora vivo con mi novia y nuestra casa es cuatro trolleys y dos mochilas, cuatro muebles usados, un procesador de alimentos casi nuevo encontrado en la calle y el cuarto que alquilamos. Ayer recordé otra vez al tanquecito gris y se lo comenté a mi novia, le expliqué como el tanquecito reaparecía y ella me dijo algo que nunca había pensado. Se lo robaron. Sí. Ahora que lo pienso es lo más probable.

En la época que se perdió el tanquecito trabajaba en mi casa Raquel. Fue nuestra 'empleada cama-afuera' durante muchos años. Era arequipeña, casada con un policía arequipeño. Me es difícil describirla. Podría decir que era algo feliz, sonreía sin dificultad, algo silenciosa, mi abuela quizá diría entonces "buena chica. Tranquila, y no es floja". Parecía que trabajaba motivada por la prudencia más que por otra cosa y quizá cargaba con más miedo de lo habitual en la gente. Hablo del 'miedo general', el miedo abstracto a la vida, eso que se percibe en la voz de la gente, en la forma como se aproximan a los otros, un temblor interno, cargando una especie de micro paranoia portátil a todas partes. Quizá pueda reducirse a la palabra 'inseguridad'.

Raquel no estuvo de corrido todos esos años en la casa. El primer periodo duró alrededor de un par de años y la despidieron porque se le desapareció plata a un familiar piurano que estaba de visita. Mi abuela la echó diplomáticamente para evitarse problemas de sospecha futura y discordia con la familia norteña. Al año la volvió a contratar, porque mi abuela creo que nunca creyó que haya sido ella por como reaccionó Raquel aquella vez. Yo recuerdo la escena. Fue difícil. No sé que se hizo de esa plata pero no creo que haya sido ella. Raquel lloraba mucho, mucho, y decía desesperadamente que no era ella. Recuerdo tragar saliva.

Raquel tuvo un hijo, Antonio. Dejó de trabajar poco tiempo, volvió y dejaba al niño con su suegra y ésta parecía que no la ayudaba de muy buena gana con esto. Cuando Antonio empezó a ir al jardín algunos días aparecía por el departamento. Por entonces un niño de tres o cuatro no era un compañero de juegos para mí. Especialmente si eres un púber huraño y engreído que viene de una primera infancia difícil que termina 'sin-juguetes', seguida de sobreprotección acompañada de sobrepeso. Y aún más especialmente si lo que tienes enfrente es una especie de ángel. Antonio era un niño perfecto. Jugaba, obedecía, era cariñoso. Inspiraba admiración. Además era bello. Compartía muchos rasgos con su madre, pero más estilizados. El color de piel era igual de oscuro pero en un tono más vívido, un lustre especial, una calidad superior hasta comprada con los estándares infantiles, la forma de la cara, un poco más estrecha y alargada armonizaba con largos ojos razgados y nariz y boca pequeñas. El pelo lo llevaba un poco largo, a modo de casquete, y era muy liso y brillante. A pesar de esa estela, apreciada por toda mi familia, imposible de ignorar, las pocas veces que lo veía no le hacía mucho caso, yo andaba en otra aproximándome a una adolescencia tan difícil como mi primera infancia. Pero recuerdo a Antonio hasta ahora.

Su madre lo adoraba. Raquel era más feliz ahora con un hijo que antes sin él. Sonreía más, hablaba más, su prudencia insegura ahora parecía un poco más sólo respeto y laboriosidad. Criaba bien al niño, no lo sobreprotegía, y no era difícil criarlo bien. Por eso la oscuridad que apareció en su frente luego era tan intensa. Unos años después, Raquel se subió a una combi llena con su cuñada y su sobrina. Al subirse les cedieron dos asientos y en el tumulto Raquel se sentó con la sobrina sobre las faldas y la cuñada con Antonio. La combi, conducida por un ebrio chocó contra un poste en el lado de Antonio y su tía. Fueron los únicos fallecidos. La cuñada murió de inmediato. Antonio perdió masa encefálica. Raquel durante el accidente por algún motivo sólo pudo buscar ayuda llamando a mis tíos más cercanos. Mi tía estuvo en hospital cuando desconectaron a Antonio. Lo vio “se le veía igual, parecía sólo dormido, pero la herida en la cabeza”

El marido de Raquel pidió un traslado a Arequipa para mejorar las condiciones del luto para ella. Después de unos años allá tuvieron una niña. Volvieron Lima y Raquel a trabajar a mi casa. Si bien no era infeliz, pero como ya advertí llevaba una marca invisible. Una carga que borraba hasta aquel miedo de antes, aquel respeto de después. Que casi transformaba esa prudencia-diligencia en una inercia vacía. Trasladaron al marido a Huaraz. Regresó algunos años después. Nos fue a visitar varias veces. Alguna vez pidió trabajode nuevo, pero mi abuela no podía ahora reemplazar a Vilma que hasta ahora trabaja con ella.

Cuando Antonio visitaba la casa yo ya no jugaba mucho con carritos, pero aún prestaba atención al paradero del tanquecito. Por las probabilidades yo creo que Raquel lo robó. Quiero imaginar que Antonio reconoció la belleza del tanquecito gris y que Raquel lo robó para él. Que lo encontró en el suelo mientras limpiaba, recordó cuánto le gusta a Antonio, lo sopesó en su mano, recordó como la echaron injustamente, y cómo sufrió, y que aquel era un momento para robar, porque Antonio y ese precioso juguete simplemente iban juntos. Quiero imaginar que he venido recordando el tanquecito gris todo este tiempo para terminar recordando a Antonio. Porque los dos eran únicos. Y para no olvidar a Raquel.

miércoles, abril 09, 2008

Eran los primeros días. Aún no se nos notaba. Los dos en el metro, herméticos, lo habíamos dejado todo, pero nos quedaba ropa buena. Lo demás, espectros para nosotros, no se apartaban. Pero nuestra piel, recién opacada, nos separaba de ellos. Nuestros ojos vidriosos, nuestro gesto de felicidad insana eran los únicos signos. Signos ilegibles para aquellos que no saben cuanto aliento les queda. Faltaban meses para que nuestra carne tiemble por la cercanía de la muerte que ya nos sedaba en su dulce frío. Eramos felices.
He vuelto

lunes, junio 25, 2007

Este es el último post.
instante
instante
instante
instante

martes, diciembre 12, 2006

Este es el penúltimo post de este blog. Como muchos de los pocos lectores saben, estoy en Barcelona y mi vida por el momento es una hermosa interrogante, hermosa como Wayne Shorter en el metro, como las hojas cubriendo el asfalto de todas las calles, hermosa como el sol de adorno que cruza esas calles, hermosa como la soledad que no teme, porque reconoce el encuentro.

Cuando tenga mayor acceso a internet, que será pronto postearé el último post de instante y daré el link de un nuevo blog. Hay mucho de que hablar...

Miradas a todos.

Creo que estoy huachafo.

martes, setiembre 26, 2006

Un compañero de promoción del colegio sufrió (sufre) lo de Líbano. Su padres son libaneses y cuando acabó el colegio se fue con su madre a Beirut. No pudo salir porque su abuela no quería moverse, y su mamá no dejaría sola a la abuela, y él no dejaría a ninguna. Cuando ya quedaban menos de cinco personas en las oficinas donde hacía de informático, decidió moverse a un refugio, y a los pocos días un misil cayó en el edificio donde trabajaba, creo que estaba vacío.

(-Habla Steve que ha sido de tu vida, en qué andas?
-En nada ahorita, estoy sin chamba.
-Ah chucha, que pasó tío.
-Nada, cayeron unos misiles en la oficina.)*
*Esto es ficción.

Según lo últimos informes de un buen amigo que tiene contacto con él, ya regresaron a la casa familiar, que encontraron en pie, y ha empezado la reconstrucción del país.

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Cada periodo que va de entre 5 meses a 20 días me pongo a pensar estúpidamente en la solución para el problema en Medio Oriente. Por supuesto nunca llego a nada muy claro y me topo con medidas utópicas.

La última es la del MATIP, Movimiento Abandonista de Territorios Israelitas y Palestinos

El MATIP después de un arduo trabajo político, educativo, psicológico, publicitario a lo largo de varias generaciones llegaría a establecer en la conciencia global la idea de que no es viable la vida en Israel y los territorios Palestinos. Poco a poco la inmigración desaparecería, la emigración aumentaría, la economía de la región entraría en decadencia, y al final la despoblación habría dejado sólo a un puñado de gentes que tarde o temprano serían convencidas gracias al embargo comercial global que se les impondría.

Para entonces, influídos por el omnipotente MATIP y la oferta de jugosas indemnizaciones por parte de todo el orbe, Israel y Palestina voluntariamente se habrían trasladado a algún territorio cedido de buena fe, talvez el oeste de Australia o algún lugar al medio de EEUU , o mejor, para evitar problemas, cada país se fundaría sobre una gigantesca plataformas flotante, en océanos distintos claro. Obtendrían la ventaja de tener físicamente globalizada a toda su población al poder movilizar todo su territorio e infraestructura de acuerdo a los cambios en el mercado internacional y el clima, con una explosión de las industrias, servicios y turismo (Suiza los imitaría creando un nuevo canton flotante). Los países limítrofes desistirían de reclamar los territorios perdidos en guerras con Israel porque sus gobernantes y población serían en mayoría miembros activos o simpatizantes del MATIP, además de reconocer las ventajas de limitar con el país abandonado convertido en Santuario Mundial, y estar ocupados preparando su nueva provincia flotante para poder competir con los nuevos países físicamente globalizados.

Sí, la región abandonada se convertiría en un santuario, una reserva, un Gran Parque por la Paz o algo así, controlado por organismos políticos internacionales creados para el caso, y sólo habrían allí hoteles, templos y restaurantes. Se generarían microclimas artificiales para acoger a los animales en extinción, por ejemplo un bosque de bambú al borde del Jordán para los osos panda. La estadía (no el alojamiento, que sería variado, Hyatts y B&Bs) en el "país de nadie y de todos" sería gratuita sólo por tres días, a partir del cuarto se pagaría una suma de 500 dolares, el quinto 600 dolares, y así hasta un máximo de un año por un costo de la suma de la serie sujeto a disponibilidad, es decir, reservando unos años antes por la alta demanda. Luego del año, el turista millonario que se niege a dejar el país sería ubicado y deportado forzosamente, con una multa del doble de su abono de estadía sujeta a leyes de embargo internacional. Ah, los trabajadores. Éstos sólo podrían tener contratos por un máximo de 3 años sin posibilidad de traer a sus familias ni establecerlas, recomendandoles no procrear por los problemas de nacionalidad que acerían sobre el nacido en tierra de nadie (y de todos). Las gerencias y puestos que requieran continuidad tendrían que llevarse a distancia. Listo.

El MATIP se disolvería luego de lograr su glorioso objetivo de limpiar de sangre Medio Oriente, de ahí su hermosa bandera que desde sus inicios apunta al éxito de su misión:
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Viva el MATIP!!!

P.S.: Aclaro que no soy antisemita ni antislámico.